CALENDARIO PAGANO

La idea del Calendario Pagano surge meramente de la curiosidad: ¿se celebraban realmente las antiguas fiestas en las fechas que hoy consideramos que se dan por hecho? Si utilizaban un calendario diferente al nuestro actual, ¿cómo colocaban sus festividades y de qué dependía esto? Cada pueblo, cada cultura, ha sentido siempre la necesidad de medir el tiempo. Las razones dadas han sido de lo más variopintas, pero es evidente que su medición ha significado en cierta forma controlarlo, saber cuándo va a ser de la manera más precisa posible el tiempo de la siembra y de la cosecha, de prepararse para el invierno, de conocer los momentos de la migración animal. Los celtas, como muchos otros pueblos, dotaron a la medición del tiempo de un carácter simbólico relacionado con sus dioses y sus ritos, basada en los ciclos de la luna y el viaje infinito del sol por el cielo. Equinoccios, solsticios y lunas llenas definieron sus festividades y rigieron los hitos anuales como espirales de vida que giran, coinciden en el tiempo pero avanzan siempre en el mismo camino. En la actualidad celebramos fiestas que tienen un origen precristiano, ya estén cristianizadas o no, con costumbres que se pierden en los siglos y en ocasiones no sabemos lo que significan. .

Tiempo de oscuridad y tiempo de luz.

Para los antiguos celtas la primera parte del ciclo anual, que comenzaba con la luna de Samhain, era el tiempo de la oscuridad. El inicio de todo estaba siempre en lo oscuro, en lo incierto, al igual que cada día comenzaba al esconderse el sol tras el horizonte, como el niño que crece y madura en la penumbra del seno materno.

Por tal motivo esta época no era momento de tristeza o de miedo, simplemente era el tiempo en el que la Naturaleza dormía preparándose para la germinación de la semilla de la vida que alberga toda muerte, continuando con el eterno acontecer de la espiral que no deja nunca de girar.

Pertenecían a este ciclo las fiestas solares de Yule y Ostara, y la fiesta lunar de Imbolc.

La segunda parte del año, tiempo de la celebración de la luz, comenzaba con la luna de Beltane, tiempo de cosechas y celebración de la vida.

Durante este ciclo de luz se celebraban también las fiestas de Litha, Lughnasad y Mabon.

Samhain.

Cuando se acercaba Samhain se acercaba con él el tiempo del final del ciclo anual, con la segunda luna tras el equinoccio de otoño se iniciaría también un un ciclo nuevo, un momento de frío y  oscuridad, la semilla de lo que después vendría, y había que prepararse para ello. Cuando llegaba esta fiesta todo lo que se encontraba en la tierra pertenecía a ella y ya no debía tocarse, por lo que la actividad de la recogida de los últimos frutos se precipitaba, frutos calóricos y que se conservaban por mucho tiempo: nueces, castañas o avellanas que servirían para pasar el invierno y ofrendar a los dioses y los espíritus de los antepasados.

Los antiguos druidas, en los días previos a Samhain, vestían pieles de animales y utilizaban tocados con cuernos de animales, máscaras elaboradas con cráneos de los mismos, y recorrían sus poblados recogiendo, puerta a puerta, frutos que entregarían como ofrenda a los dioses y a los espíritus de los antepasados.

Los últimos productos de la última cosecha se entregaban así, a través de rituales, en comunicación directa con los muertos, durante esta celebración de inicio del nuevo ciclo.

En la actualidad esta fiesta se asocia a Todos los Santos y Halloween.

Beltane.

Con la luna de Beltane comienza la parte anual de la luz. Coincide en abril o mayo, cuando comienza el calor y se inicia el tiempo de las flores y el color en los campos.

En esta festividad se recogía agua durante la noche, para proteger después el hogar con ella salpicándola por el mismo con un ramo de flores.

El Calendario de Coligny.

Poco se sabía de la organización del calendario celta hasta que en 1879 aparece un envoltorio de tela durante el laboreo en un campo de Vernoux, en Francia, en el que se oculta el conocido como ‘Calendario de Coligny’, una serie de placas de bronce con inscripciones en latín en las que se explica su funcionamiento.

Las festividades celtas, de una u otra forma, se siguen conservando y eran un total de ocho: cuatro solares, coincidiendo con los solsticios y equinoccios; otras cuatro lunares, que se celebraban cada una de ellas con la segunda luna después de los eventos anteriores.

Según los cómputos del tiempo actuales las fiestas se celebran, salvo excepciones, el mismo día del año - el 23 de abril el Día del Libro, el 1 de Mayo el Día del Trabajador -, pero evidentemente no era así para los celtas.

Por esto cuando se dice por ejemplo, que Samhain asemejándolo a Halloween o a Todos Los Santos, se celebraba el 31 de octubre no es correcto, se celebraría la segunda luna después del equinoccio de otoño y daría además paso al nuevo año - al nuevo ciclo -, con su época de oscuridad.

Disfruta del tiempo que los dioses te regalan y esa será la mejor forma de agradecérselo: vive cada uno de los días del calendario como lo hicieron tus ancestros, mirando al cielo y escuchando a tu corazón, porque la luna no miente y tus sentimientos son los mejores consejeros.

¡Feliz ciclo! ¡Que el camino pase siempre por tu puerta!